Publicado el

Claude Steele y los estereotipos

Hola a todos:

Hacía mucho, muuucho tiempo que no me pasaba por el Café, la verdad es que lo tengo muy abandonado, y espero que poco a poco pueda ir teniendo la disciplina (y el tiempo) para mantener esto un poco más activo.

En estos días he estado asistiendo a un ciclo de conferencias impartidas por Ken Bain, Profesor de Historia en la Universidad del Distrito de Columbia. Bain es muy conocido por su libro «Lo que hacen los mejores profesores universitarios» donde realiza un magnífico trabajo de metainvestigación, basado en el análisis de ejemplos altamente exitosos… asistir a esas conferencias es un verdadero chute en vena de ideas, de planteamientos que te hacen reconsiderar muchas cosas, y un magnífico material para ayudar a desarrollar ideas…

Pero no es, al menos de manera directa, de las ideas de Bain de lo que quiero hablar ahora (le dedicaré una entrada, palabra), sino de un autor y unos resultados que citó en una de las sesiones, y que me han sorprendido especialmente… seguramente a los especialistas en sicología que haya por aquí no le parecerán increíblemente novedosos… pero a mi si me han impresionado especialmente, y sobre todo, me preocupa que análisis como los que voy a presentar no se difundan mucho más, sobre todo para acabar con ciertas verdades a medias (es decir, mentiras) propias del decálogo del «super chachi guay» neoliberalismo actual, versión educativa.

Claude Steele  (si, pongo su entrada en la wikipedia pese a que ya sabéis lo que opino de ella… lo cual no quiere decir que no sea en algunos casos, como el que nos ocupa, un buen punto de partida para buscar referencias) es un sicólogo social, y actualmente Decano de la Escuela de Educación de la Universidad de Stanford. Entre otras consideraciones, Steele ha trabajado en lo que se denomina «stereotype threat». es decir, el peso o marca que sobre un individuo (perteneciente a un colectivo sobre el que pesa cierto estereotipo) deja dicho prejuicio… aún (y esto es lo mas importante) en el caso en que dicho individuo no crea, y hasta combata dicho prejuicio.

Steele ha escrito mucho sobre el tema, analizando por ejemplo el fenómeno en mujeres, o en personas de raza negra, que son colectivos sobre los que se ciernen prejuicios en relación a su capacidad matemática en particular, e incluso intelectual en general, y los resultados son manifiestos (pueden descargarse un par de ejemplos de artículos de Steele aquí, y aquí). Acciones que pueden parecernos nimias pueden, en un ambiente educativo, fomentar la percepción del estereotipo, y por tanto condicionar, desde el inicio, el rendimiento de una parte de los estudiantes, incluso si la intención de quien diseña ciertas medidas no se pueda considerar de mala fe. Por ejemplo, ¿como debería abordarse y llevarse a cabo la, en muchos casos, necesaria acción propedéutica al inicio de los estudios universitarios? ¿señalando a los estudiantes afectados, metiéndolos en un aula diferente y repitiendo desde el principio que necesitan «ayuda»? Visto lo visto… no parece la mejor forma de abordar el problema.

Particularmente, los resultados me parecen poco menos que indiscutibles, y, lo mas importante de ellos es esa constancia de que el efecto negativo de un prejuicio se manifiesta con su EXISTENCIA y no solo con su influencia sobre el individuo condicionado. Y creo, como decía al principio de esta entrada, que, precisamente, la no divulgación y popularización de estos conceptos está siendo usada por el liberalismo educativo (en su versión rancia del término, entendida como el credo ideológico del liberalismo económico en términos educativos) para imponer, por medio de un «laissez faire» su doctrina.

Es decir, vendamos la idea de que debemos actuar sobre los colectivos, haciéndolos participes de que «son todos iguales»… pero no hagamos nada por desterrar el mito («que mala es la gente, que piensa lo que quiera y no vamos a cambiarlos a ellos»… esa es la idea, ¿no?) … a partir de ahí, los más que probables resultados (fracaso) van a ser vendidos como una EVIDENCIA CIENTIFICA de que: opción a) o bien es que «a lo mejor el estereotipo es cierto», o bien la opción b) si hacemos «todo lo que podemos» por esa pobre gente estereotipada, pero no mejoran, es que no ponen de su parte (y, a partir de ahí… los corolarios asustan -por ejemplo: y por tanto, es mejor reducir la ayuda publica a un colectivo que no sabe o no quiere usarla-).

Es más, reflexionando sobre el tema me ha surgido una idea, que complementaré en otra entrada, y que, para este caso concreto, se plantearía con una pregunta ¿Podemos dejar, incluso PERMITIR, que las personas que elaboran estrategias educativas en un país, desde los aspectos organizativos a económicos, sociales o curriculares, puedan ejercer su cargo sin, en primer lugar DEMOSTRAR el conocimiento de resultados de la importancia de los mostrados por investigadores como Steele y otros como él, y en segundo lugar ser OBLIGADOS a tenerlos en cuenta, salvo refutación sostenida y razonada, en términos científicos?.

Particularmente, opino que no.

Saludos,

Deja un comentario